anquilostomas caninos. K9 Rescate Protección Civil

Preocupación creciente, anquilostomas caninos desafían los fármacos

Alerta veterinaria, anquilostomas caninos, un parásito canino desarrolla resistencia a múltiples fármacos

En los últimos años, las investigaciones sobre parásitos internos en perros han ido poniendo de manifiesto un problema preocupante: ciertos nemátodos conocidos como anquilostomas están demostrando una creciente resistencia a varios medicamentos antiparasitarios comunes. Hemos seguido de cerca esta situación para ofrecerte una visión contextualizada acerca de los riesgos que estos parásitos representan tanto para la salud animal como para la salud humana. Abordaremos los hallazgos científicos más recientes, exploraremos las causas de la resistencia, destacaremos cómo este fenómeno incide en la salud pública y revisaremos las estrategias de control y prevención recomendadas por los expertos.

¿Por qué los anquilostomas preocupan a la comunidad veterinaria y médica?

La primera pregunta que surge es: ¿qué son exactamente los anquilostomas y por qué su resistencia a los medicamentos despierta tanta alarma? Para responderla, debemos entender la naturaleza de este parásito, su ciclo de vida y la forma en que se propaga, tanto entre los perros como entre otras especies, incluida la nuestra.

El perfil biológico de los anquilostomas

Los anquilostomas, también llamados “gusanos de gancho” debido a la forma de su boca, son nemátodos (gusanos redondos) que se alojan en el intestino delgado de los perros, donde se sujetan firmemente a la pared intestinal con estructuras bucales parecidas a ganchos. Allí, se alimentan de sangre y tejidos, provocando en sus huéspedes una serie de síntomas que van desde anemia, pérdida de peso, heces con sangre y decaimiento general.

Aunque puedan existir varias especies de anquilostomas, las más frecuentes en perros pertenecen al género Ancylostoma o Uncinaria. En condiciones normales, estos parásitos son controlados mediante fármacos antihelmínticos (desparasitantes) de distintas clases, como los benzimidazoles, los imidazotiazoles o las milbemicinas, entre otras. Sin embargo, estudios recientes publicados en revistas como el International Journal for Parasitology: Drugs and Drug Resistance revelan casos de resistencia múltiple en poblaciones de anquilostomas caninos que antes respondían adecuadamente al tratamiento.

Del perro a los humanos: la importancia de la zoonosis

Una de las principales razones por las que esta resistencia preocupa a la comunidad científica es el riesgo de transmisión a otras especies, incluidos los seres humanos. Si bien en nosotros la infección por Ancylostoma caninum (especie frecuente en perros) no suele evolucionar hasta una parasitación intestinal grave, sí puede manifestarse como la llamada larva migratoria cutánea. En este cuadro, las larvas penetran la piel y viajan a través de la epidermis, provocando lesiones serpentiformes, erupciones y un picor muy intenso. En ocasiones, puede haber complicaciones que requieran la intervención de un especialista en dermatología.

Evidencias de la resistencia, investigaciones y datos relevantes

Los indicios de la pérdida de eficacia de los fármacos antihelmínticos frente a los anquilostomas no son meras conjeturas. Se han llevado a cabo estudios en varios países con resultados muy similares: los parásitos presentan mutaciones genéticas que les permiten sobrevivir a los tratamientos habituales, y cada vez son más frecuentes los fallos terapéuticos.

Estados Unidos, el caso de los galgos de carreras

Una de las investigaciones más citadas fue realizada por la Universidad de Georgia (UGA), donde especialistas en parasitología veterinaria se enfocaron en analizar poblaciones de anquilostomas que afectan a galgos de carreras. Estos caninos reciben desparasitaciones frecuentes -aproximadamente cada tres o cuatro semanas- debido a que los canódromos y sus suelos arenosos constituyen un caldo de cultivo ideal para la propagación de los nemátodos.

  • Hallazgo clave: Cuatro de cada cinco galgos analizados resultaron positivos en la prueba de anquilostomas.
  • Efecto pos-tratamiento: A pesar de recibir medicamentos de tres clases diferentes, estos perros seguían presentando altos niveles de infección, lo que indica una resistencia generalizada a múltiples fármacos.

Este estudio, publicado en el International Journal for Parasitology: Drugs and Drug Resistance, marcó un hito al proporcionar la primera demostración de resistencia a múltiples fármacos en parásitos de perro. Además, alertó sobre el peligro de que esta resistencia se disemine fuera del ámbito de los canódromos, dado que muchos de estos galgos son posteriormente adoptados como mascotas.

Australia y Nueva Zelanda nueva evidencia de resistencia

Otra investigación significativa proviene de la Universidad de Queensland (UQ) y la Universidad de Sídney, en Australia, que han analizado muestras de más de un centenar de perros tanto de Australia como de Nueva Zelanda. Sus resultados no dejan lugar a dudas sobre la expansión del problema:

  • 70% de las muestras presentaban mutaciones genéticas que otorgan resistencia a los benzimidazoles, la clase de fármacos antihelmínticos más común.
  • Se detectaron cepas resistentes en Anquilostoma del norte, especie que tradicionalmente no presentaba este problema.

Este hallazgo ratifica la idea de que los nemátodos ganchudos están evolucionando en distintas regiones del mundo, volviéndose cada vez más difíciles de tratar con las opciones farmacológicas disponibles. Al mismo tiempo, los científicos de Queensland advierten que el uso masivo y rutinario de estos tratamientos antiparasitarios -muchas veces sin un diagnóstico previo- fomenta la aparición de cepas resistentes, tanto en perros como en otros animales domésticos.

España y el auge de la larva migratoria cutánea en humanos

En territorio español, la detección de casos de larva migratoria cutánea ha ido en aumento, según algunas informaciones, que observan un mayor número de diagnósticos de esta afección en pacientes sin antecedentes de viajes a zonas tropicales. Se sospecha que parques para perros y áreas públicas poco higiénicas podrían estar contribuyendo a la expansión de las larvas resistentes en el medio ambiente. A pesar de que en España aún no se ha publicado un estudio tan amplio como el de la UGA o el de la UQ, la progresión de los casos despierta inquietud en la comunidad médica y veterinaria.

Cómo surge la resistencia y por qué se propaga tan rápido

Para muchos propietarios de perros, puede resultar un tanto confuso entender cómo estos parásitos, que siempre se han controlado con antiparasitarios, ahora parecen invencibles. La respuesta radica en la presión selectiva ejercida por el uso frecuente de los mismos tratamientos y la capacidad de adaptación inherente a los nemátodos.

Presión selectiva y mutaciones genéticas

En cualquier población de parásitos, surgen de vez en cuando mutaciones al azar que pueden conferir cierta resistencia a un fármaco específico. Si el parásito mutante sobrevive a la desparasitación, se reproduce y transmite esa mutación a su descendencia. Cuanto más se repite este ciclo de tratamiento, más oportunidades tienen estas cepas resistentes de multiplicarse y diseminarse.

El problema se agrava cuando la resistencia no se circunscribe a un solo tipo de medicamento, sino que abarca a varios al mismo tiempo, lo que se conoce como resistencia múltiple. Cuando esto ocurre, incluso cambiar de marca o de principio activo puede resultar insuficiente para eliminar la infestación.

Hábitats ideales para la transmisión

Los canódromos, criaderos intensivos y perreras con suelo arenoso o húmedo, donde hay alta concentración de perros, son escenarios ideales para que los anquilostomas se propaguen y se vuelvan cada vez más fuertes ante los fármacos. En estas instalaciones, a menudo se realiza una desparasitación programada a intervalos muy cortos, sin un diagnóstico de laboratorio que confirme si la infección persiste o se ha controlado.

Lo mismo sucede en parques para perros, zonas de recreo canino y otros lugares públicos donde se concentran numerosos animales. Si uno de ellos está infestado con parásitos resistentes, puede contaminar el entorno con sus heces. Las larvas, capaces de sobrevivir varios días o semanas en la tierra, infectarán a otros perros -e incluso a personas- que entren en contacto con ese sustrato contaminado.

Falta de seguimiento posratamiento

Según han explicado parasitólogos como Ray Kaplan, uno de los grandes problemas es que, tras administrar un antiparasitario, muchos veterinarios y propietarios no repiten las pruebas de heces para cerciorarse de que los gusanos hayan desaparecido realmente. Esta omisión permite que las cepas resistentes sigan reproduciéndose y pasando desapercibidas hasta que el perro presenta un cuadro clínico grave, con anemia o diarrea hemorrágica.

Implicaciones en la salud pública y consecuencias para la sociedad

La alarma no se limita únicamente al ámbito de la medicina veterinaria. Cuando hablamos de anquilostomas resistentes, también entran en juego implicaciones en la salud pública, especialmente a través del fenómeno de la larva migratoria cutánea. Veamos cómo se ven afectados los humanos y la repercusión social y económica que podría generarse si no se controla adecuadamente este problema.

Infecciones humanas por anquilostomas de perros

Tal y como ya mencionamos, los anquilostomas caninos pueden infectar a las personas, en cuyo caso la manifestación más común es la dermatitis serpiginosa o larva migratoria cutánea. Esta afección no solo provoca molestias físicas, sino que, en casos complicados, puede conllevar procedimientos médicos o dermatológicos costosos, tratamientos más largos e incluso, en situaciones extremas, hospitalizaciones. El contagio suele ocurrir al contacto directo de la piel con suelos o superficies contaminadas por heces de perros infectados.

      Estrategias para el control y la prevención: qué podemos hacer

      La creciente resistencia de los anquilostomas no debe conducir a la resignación, sino todo lo contrario: es una llamada de atención para adoptar medidas más efectivas y conscientes en el control de los parásitos en nuestras mascotas. A continuación, reunimos las estrategias y recomendaciones que diferentes expertos y organismos han propuesto para frenar esta amenaza.

      Desparasitación basada en diagnóstico y control coprológico

      En lugar de desparasitar a intervalos fijos sin confirmar si la infección persiste, se recomienda:

      1. Realizar análisis de heces (coprologías) para confirmar la presencia o ausencia de huevos de anquilostomas antes de suministrar antiparasitarios.
      2. Verificar el éxito del tratamiento mediante una prueba de heces de seguimiento, generalmente entre 7 y 14 días después de completar el tratamiento, dependiendo del fármaco utilizado.
      3. Ajustar o cambiar el fármaco si los resultados confirman la persistencia de los parásitos.

      Rotación de fármacos y uso responsable de antihelmínticos

      Como se ha visto, utilizar siempre el mismo fármaco o la misma clase de medicamentos aumenta la probabilidad de que surjan mutaciones resistentes. Para minimizar este riesgo:

      • Rotar periódicamente los antihelmínticos, siguiendo las indicaciones de un veterinario actualizado.
      • Evitar la “automedicación” de las mascotas sin recomendación profesional.
      • Adquirir solo medicamentos de calidad certificada y con registro sanitario, para asegurar su eficacia.

      Además, es fundamental que los laboratorios y autoridades regulatorias promuevan la transparencia en cuanto a la eficacia real de los fármacos, impulsando pruebas de campo y evaluaciones periódicas que permitan detectar el surgimiento de resistencias.

      Higiene en espacios públicos y responsabilidad ciudadana

      Los dueños de mascotas tenemos un rol esencial en evitar la propagación de anquilostomas resistentes. Algunas medidas de higiene y responsabilidad son:

      1. Recoger siempre las heces de nuestras mascotas, especialmente en parques y playas, para evitar que las larvas contaminen el suelo.
      2. Evitar lugares potencialmente contaminados si no estamos seguros de que nuestro perro esté libre de parásitos o recién desparasitado.
      3. Lavar adecuadamente las manos con agua y jabón después de manipular perros, objetos y superficies que puedan estar contaminadas.

      En muchos municipios, se han establecido campañas para la recolección obligatoria de excrementos y la sanción de quienes no cumplan con esta norma. Estas iniciativas no solo buscan la limpieza urbana, sino que también reducen drásticamente los riesgos de transmisión de parásitos.

      Emodepsida y búsqueda de nuevos fármacos

      Dadas las limitaciones de los medicamentos convencionales, algunos expertos señalan la emodepsida como una opción potencial para perros cuando se confirme la resistencia a los desparasitantes de uso habitual. Sin embargo, este compuesto, aprobado en muchos lugares solo para gatos, requiere supervisión veterinaria estricta en caninos. Por ello, su utilización debe hacerse con cautela y siempre bajo receta profesional.

      Paralelamente, instituciones de investigación están estudiando nuevas moléculas y vacunas que podrían, en el futuro, ofrecer vías de control más específicas y con menor probabilidad de desarrollar resistencias. Aunque todavía se encuentran en fase experimental, estos avances podrían marcar un antes y un después en la lucha contra los parásitos resistentes.

      Educación al propietario

      Otro aspecto esencial es la labor pedagógica que desempeñan los veterinarios al orientar a los propietarios sobre cómo prevenir la reinfestación y la propagación de anquilostomas resistentes:

      • Explicando la importancia de las pruebas de heces antes y después del tratamiento.
      • Recalcando la necesidad de higiene en el hogar, sobre todo si el perro vive con niños o personas inmunodeprimidas.
      • Aconsejando el uso responsable de fármacos y la adquisición de productos de calidad.

      Un desafío global que requiere soluciones integrales

      La resistencia a los fármacos es un fenómeno que va más allá de los anquilostomas: abarca también bacterias, virus y otros parásitos. Sin embargo, la experiencia con los nemátodos caninos resistentes ha servido para poner de relieve los peligros de un uso excesivo o inadecuado de medicamentos y la necesidad de una gestión sanitaria más racional.

      Experiencia previa, la resistencia bacteriana

      La problemática de la resistencia bacteriana a los antibióticos ha supuesto, desde hace décadas, un desafío mayúsculo para la salud humana. Las lecciones aprendidas nos indican que la sobreutilización y el uso incorrecto de los antibióticos son un factor clave en la aparición de bacterias multirresistentes. Aunque anquilostomas y bacterias sean organismos diferentes, el proceso evolutivo que conduce a la resistencia presenta paralelismos muy claros.

      El enfoque One Health

      Creemos que la perspectiva One Health es la más adecuada para enfrentar estos desafíos. Bajo este enfoque:

      1. Salud animal: Garantizar que los perros (y otros animales) estén correctamente diagnosticados y tratados, evitando la propagación de parásitos resistentes.
      2. Salud humana: Proteger a las personas susceptibles a la larva migratoria cutánea y a otras infecciones zoonóticas con información y medidas sanitarias adecuadas.
      3. Salud medioambiental: Reducir la contaminación de suelos y aguas con heces infectadas, promoviendo la correcta disposición de residuos y la higiene en espacios públicos.

      Perspectivas futuras y conclusiones

      La resistencia de los anquilostomas a múltiples fármacos veterinarios es un problema que ya no podemos ignorar. Estudios de gran relevancia en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y otros países demuestran que esta amenaza va en aumento. El hecho de que los parásitos dispongan de mutaciones genéticas que los hacen inmunes a los desparasitantes comunes nos coloca en una situación de riesgo creciente para la salud de nuestras mascotas y, en cierto grado, para la salud humana.

      Sin embargo, este escenario también impulsa la investigación y la innovación. Equipos de científicos y veterinarios están buscando nuevos medicamentos, perfeccionando métodos de diagnóstico e incluso explorando la posibilidad de vacunas antiparasitarias. Paralelamente, cada vez más profesionales recomiendan un uso racional y basado en diagnósticos de los fármacos disponibles, para retrasar lo máximo posible la expansión de las resistencias.

      Necesidad de un cambio de mentalidad

      Nosotros, como sociedad, debemos asumir que la medicina veterinaria preventiva no puede basarse exclusivamente en desparasitar a ciegas. Es imprescindible contar con pruebas de laboratorio, revisiones veterinarias regulares y una colaboración efectiva entre propietarios y profesionales. Además, la ciudadanía debe ser consciente de que recoger las heces de su mascota y mantener la limpieza en parques y calles no es solo una cuestión de civismo, sino una barrera crucial contra la propagación de infecciones parasitarias.

      • Propietarios de mascotas: Programar coprologías, respetar las indicaciones de los veterinarios, recoger y desechar correctamente las heces, y no automedicar a los animales.
      • Veterinarios: Mantenerse actualizados, aplicar protocolos de diagnóstico y seguimiento posratamiento, rotar fármacos y educar a los propietarios.
      • Autoridades sanitarias: Impulsar normativas que promuevan la higiene en espacios públicos, dar soporte a la investigación y establecer programas de vigilancia epidemiológica.
      • Laboratorios farmacéuticos: Invertir en el desarrollo de nuevas opciones terapéuticas y asegurar la calidad de los productos existentes.

      Reflexión final: responsabilidad, ciencia y prevención

      En conclusión, el crecimiento de la resistencia de los anquilostomas a los fármacos veterinarios nos recuerda que la salud de nuestras mascotas es un reflejo de nuestras propias acciones como cuidadores y, a la vez, de nuestra responsabilidad colectiva como sociedad. La prevención y el control de estos parásitos deben fundamentarse en la ciencia, la colaboración y el respeto a las normas de higiene y diagnóstico, entendiendo que el bienestar animal, la salud pública y la conservación del entorno se encuentran íntimamente ligados.

      Al adoptar medidas prudentes y coordinadas, podemos frenar la expansión de cepas parasitarias resistentes y salvaguardar la calidad de vida de los perros y de las personas que conviven con ellos. Recordemos que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar y que, con un esfuerzo conjunto, podremos proteger la salud de las generaciones presentes y futuras, tanto en el ámbito veterinario como en el humano.

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