España aprueba la Estrategia de Protección Civil en la que incluye por primera vez el «riesgo bélico» y las amenazas «híbridas»
Una visión renovada para la seguridad ciudadana
El Consejo de Seguridad Nacional de España ha aprobado la Estrategia Nacional de Protección Civil 2024, un documento clave que redefine las prioridades y actuaciones en materia de seguridad pública. Con un enfoque integral, la estrategia busca fortalecer el Sistema Nacional de Protección Civil mediante la colaboración de todas las administraciones, entidades privadas y la ciudadanía. Publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), esta iniciativa destaca por incluir por primera vez el riesgo bélico y las amenazas híbridas dentro de su marco de actuación.
Sobre la inclusión por primera vez del riesgo bélico, ya publicamos una noticia anteriormente, España diseña su primera guía de protección civil de riesgo bélico, donde explicábamos que la escalada de tensiones internacionales, marcada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, ha llevaba a España a dar un paso inédito en materia de seguridad civil. Una medida, ya aprobada por el Consejo de Seguridad Nacional, que busca preparar a la ciudadanía para enfrentar posibles escenarios bélicos y proteger a la población ante cualquier eventualidad que pueda surgir en el contexto de un conflicto armado.
Esta estrategia establece cinco objetivos principales: anticipación, prevención, planificación, respuesta y recuperación, complementados por tres objetivos transversales: formación, relaciones internacionales y tecnología. Su implementación será revisada periódicamente para garantizar su eficacia y adaptabilidad a un mundo en constante cambio.
Contexto y objetivos principales
Un escenario incierto y desafiante
La Estrategia Nacional de Protección Civil 2024 surge en un contexto marcado por un «escenario incierto» debido a conflictos bélicos en el entorno cercano, el deterioro de la arquitectura de seguridad europea y el incremento de amenazas híbridas. Según el almirante Garat, si estas dinámicas hubieran ocurrido en el siglo XX, podría haberse desencadenado una guerra mundial. Este panorama ha impulsado la necesidad de incluir riesgos como los conflictos armados y estrategias híbridas que buscan desestabilizar instituciones mediante ciberataques, desinformación y sabotaje.
Cinco pilares para una protección integral
Los cinco objetivos principales son los siguientes:
- Anticipación: Identificar riesgos en función de la vulnerabilidad de cada territorio y las amenazas potenciales.
- Prevención: Implementar medidas para mitigar los impactos de emergencias y catástrofes.
- Planificación: Diseñar planes coordinados para asegurar una respuesta eficiente por parte de las administraciones.
- Respuesta: Promover acciones de coordinación inmediatas y efectivas frente a emergencias.
- Recuperación: Fomentar medidas para la reconstrucción y el retorno a la normalidad, priorizando la inclusión y accesibilidad.
Además, la estrategia incorpora tres objetivos transversales: formación, relaciones internacionales y el uso de tecnologías avanzadas para mejorar las comunicaciones y los sistemas de información.
Innovaciones clave: el riesgo bélico y las amenazas híbridas
Incorporación del riesgo bélico
Por primera vez, la estrategia reconoce el riesgo bélico como una amenaza directa. Esto incluye la elaboración de planes específicos para proteger a la ciudadanía ante un posible conflicto armado. Este enfoque surge del deterioro de las relaciones internacionales y la proliferación de armas de largo alcance, factores que incrementan la inseguridad global.
Amenazas híbridas y tecnología
Las amenazas híbridas también ocupan un lugar destacado. Estas estrategias, que combinan ciberataques, campañas de desinformación y sabotaje, representan un desafío significativo para los Estados modernos debido a su naturaleza difícil de atribuir. La tecnología desempeña un papel crucial en este ámbito, tanto en la mejora de los sistemas de información como en el soporte a la toma de decisiones.
Críticas y desafíos
A pesar de que el documento asegura que «España cuenta con un Sistema Nacional de Protección Civil cohesionado y eficaz», los recientes eventos relacionados con la DANA ocurridos en Valencia, han evidenciado fallos significativos en la cohesión y eficacia del sistema. La falta de coordinación entre administraciones locales, autonómicas y nacionales, así como la insuficiencia de recursos en las áreas más afectadas, subraya la necesidad de una revisión más profunda y una implementación más rigurosa de esta estrategia.
La declaración que promueve la integración de «todas las administraciones, entidades privadas y ciudadanos» como un elemento esencial del sistema debe ser evaluada críticamente. La experiencia reciente demuestra que, aunque la visión es ambiciosa y necesaria, su materialización práctica enfrenta obstáculos que aún deben ser superados.
La importancia de la formación de los voluntarios y la cultura preventiva
En el contexto de la reciente DANA de Valencia, ha quedado evidenciada la esencial e insustituible labor que desempeñan los voluntarios en situaciones de catástrofe. Sin embargo, también se ha puesto de manifiesto una carencia generalizada de formación específica para estos actores clave en la respuesta a emergencias.
Si bien la estrategia nacional subraya la importancia de contar con un sistema cohesionado y eficaz, es evidente que uno de sus pilares fundamentales debe ser la formación continua y especializada de los voluntarios. La capacidad de estos para intervenir de manera segura y eficiente no solo reduce riesgos para ellos mismos, sino que también incrementa significativamente la efectividad de las acciones de rescate y recuperación. Por lo tanto, es crucial incentivar la formación de los voluntarios mediante programas que combinen teoría y práctica, adaptados a los distintos tipos de emergencias que puedan surgir en el territorio nacional.
Además, resulta prioritario fomentar la difusión de una cultura preventiva y de autoprotección, tanto personal como familiar, entre la ciudadanía en general. Una población mejor preparada no solo es menos vulnerable ante las catástrofes, sino que también contribuye a aliviar la presión sobre los sistemas de emergencia, permitiendo que estos concentren sus esfuerzos en las áreas más críticas. Este enfoque preventivo debe formar parte de un cambio estructural en cómo se perciben las responsabilidades individuales y colectivas en la gestión de riesgos y desastres.
Para que estas medidas sean efectivas, es imprescindible garantizar recursos suficientes, tanto económicos como organizativos, para implementar una estrategia de formación y concienciación que alcance todos los niveles de la sociedad. La reciente DANA de Valencia nos recuerda que la fortaleza de un sistema de protección civil no solo radica en sus infraestructuras y planes, sino también en la preparación y resiliencia de quienes lo conforman y lo complementan, desde los voluntarios hasta la ciudadanía en su conjunto.
Los riesgos más relevantes en la nueva estrategia
La estrategia aborda una amplia gama de riesgos que afectan a España, incluidos:
- Inundaciones.
- Incendios forestales.
- Terremotos y maremotos.
- Actividad volcánica.
- Fenómenos meteorológicos adversos.
- Accidentes relacionados con sustancias químicas, biológicas, nucleares o radiactivas.
- Accidentes de transporte y aviación civil.
Estos riesgos demandan un enfoque integral y la cooperación entre todos los actores involucrados para garantizar una respuesta adecuada y oportuna.
Implicaciones del cambio climático
La estrategia también resalta el impacto del cambio climático en la frecuencia e intensidad de las catástrofes naturales. Se enfatiza la necesidad de adaptarse a estas nuevas realidades mediante un enfoque proactivo y sostenible.
Coordinación, colaboración y revisión periódica
Un esfuerzo conjunto
La Dirección General de Protección Civil y Emergencias lidera la implementación de la estrategia, en colaboración con los ministerios y organismos implicados. Este enfoque permite movilizar recursos humanos y materiales de manera eficaz, asegurando una respuesta coordinada entre las distintas administraciones.
Comité Técnico de Seguimiento
El cumplimiento de los objetivos será evaluado por un Comité Técnico presidido por la Subsecretaría del Interior. Este organismo se encargará de analizar el grado de avance de las acciones y proponer revisiones cada cinco años para mantener la estrategia alineada con las necesidades actuales.
Conclusión
La Estrategia Nacional de Protección Civil 2024 marca un hito en la seguridad ciudadana al integrar nuevos riesgos como el riesgo bélico y las amenazas híbridas, sin descuidar los retos tradicionales. Este enfoque multidimensional, que combina tecnología, formación y colaboración, garantiza una respuesta más robusta ante emergencias y contribuye a un futuro más seguro para todos. La periodicidad de su revisión subraya su compromiso con la adaptabilidad y la mejora continua.