La Comunidad de Madrid implementará en 2025 una unidad canina especializada para investigar incendios forestales, fortaleciendo la prevención y esclarecimiento de casos mediante el uso de perros entrenados.
Madrid incorpora perros entrenados, una herramienta innovadora en la investigación de incendios forestales
La creciente incidencia de incendios forestales ha llevado a las autoridades de la Comunidad de Madrid a adoptar medidas innovadoras. En 2025, se incorporarán dos perros adiestrados en la detección de acelerantes y otras pruebas clave para la investigación de incendios, una iniciativa liderada por la unidad de Brigadas Especiales de los Agentes Forestales (BEIF). Esta decisión responde a la necesidad de mejorar los índices de esclarecimiento y prevenir futuros siniestros, aprovechando las capacidades únicas de los perros detectores.
La función estratégica de los perros en la investigación de incendios
Una herramienta natural que supera a la tecnología moderna
Los perros detectores tienen una capacidad olfativa que desafía las limitaciones de la tecnología moderna. Según expertos, estos canes son capaces de identificar más de 50 olores distintos, incluso en condiciones adversas, lo que los convierte en aliados indispensables para las brigadas forestales.
Además, el entrenamiento riguroso, que incluye simulacros en escenarios reales, garantiza que puedan operar con alta precisión. En este contexto, el director de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112 (ASEM112), Pedro Antonio Ruiz, ha destacado la importancia de esta unidad, subrayando que el 80% de los incendios ya son esclarecidos, con un incremento del 3% anual gracias a medidas como esta.
La realidad de los incendios forestales en Madrid
Un problema multifacético con un impacto alarmante
El panorama de los incendios forestales en España durante 2023 es alarmante, según datos recopilados de distintas fuentes oficiales y análisis recientes. En este año, hasta julio, se registraron 67.793 hectáreas quemadas, representando más del 54% de la superficie afectada por incendios en toda la Unión Europea durante el mismo periodo. Esta cifra refleja un aumento preocupante respecto a la media anual entre 2006 y 2022, que ya indicaba una creciente incidencia de grandes incendios.
Las estadísticas recopiladas por las BEIF durante 2023 muestran un panorama complejo. De los 248 incendios registrados:
- 38% fueron intencionados, relacionados principalmente con actividades rurales como la agricultura y la caza.
- 25% ocurrieron por negligencia, destacándose prácticas como la quema de residuos agrícolas.
- 17% fueron accidentales, mientras que un 3% se atribuyó a causas naturales, como los rayos.
Un ejemplo significativo fue el arresto de un presunto pirómano relacionado con al menos 30 incendios en zonas protegidas como El Escorial, lo que subraya la necesidad de medidas más estrictas de prevención y persecución.
Este contexto, además de destacar el impacto humano y ambiental, pone de manifiesto el rol del cambio climático. El aumento de las temperaturas y la intensificación de las sequías han hecho que los ecosistemas sean más vulnerables, aumentando la probabilidad de incendios de gran magnitud y comportamientos explosivos. Estos eventos, conocidos como incendios de sexta generación, son cada vez más frecuentes y presentan desafíos significativos para los sistemas de extinción tradicionales.
Metodología de investigación: un proceso rigurosamente científico
Desde la recogida de pruebas hasta la colaboración judicial
La labor de los agentes forestales no termina con la extinción del fuego. Equipos especializados se desplazan a la zona afectada para identificar el punto de ignición y recopilar evidencias. Posteriormente, los datos recolectados son enviados a la Fiscalía de Medio Ambiente para posibles procedimientos legales.
La investigación de incendios se apoya cada vez más en el uso de perros detectores de acelerantes (DAF), que desempeñan un papel esencial en las fases críticas tras un incendio. Estos perros son entrenados específicamente para identificar trazas de sustancias químicas, como gasolina o queroseno, utilizadas para iniciar incendios de forma intencionada. Su habilidad olfativa permite localizar estos compuestos con una precisión extraordinaria, incluso en áreas donde las pruebas son mínimas o están mezcladas con otros restos del incendio.
Tras las indicaciones de los perros, los técnicos recogen muestras en los puntos marcados y también toman «muestras blancas» en áreas donde no se detectan indicios para comparación. Posteriormente, estas muestras son analizadas en laboratorios especializados, donde se confirma la presencia de sustancias inflamables. Esto refuerza las investigaciones judiciales, proporcionando pruebas sólidas que pueden ser clave para identificar a los responsables y llevarlos a juicio.
El uso de perros DAF en España comenzó formalmente en 2003 gracias a la colaboración entre la Policía Científica y unidades caninas especializadas. Desde entonces, su eficacia ha sido tal que se han integrado en procesos de formación en distintas regiones, expandiendo su aplicación en casos de incendios urbanos y forestales.
Además, estos equipos colaboran estrechamente con las fiscalías medioambientales, actuando no solo como herramientas de investigación, sino también como un enlace clave para asegurar que los responsables enfrenten las consecuencias legales adecuada.
Colaboración interinstitucional: clave para combatir los incendios
Un esfuerzo conjunto entre agentes forestales y la justicia
La colaboración entre la Comunidad de Madrid y la Fiscalía de Medio Ambiente es esencial para abordar los delitos medioambientales. Las jornadas técnicas entre ambas instituciones permiten identificar patrones delictivos y actualizar protocolos de actuación.
El Código Penal español contempla penas severas para quienes provoquen incendios intencionados o por imprudencia, una medida disuasoria que, junto con las nuevas herramientas como los perros detectores, busca reducir el número de incidentes.
Conclusión: Innovación y Prevención para Proteger el Entorno Natural
La incorporación de perros especializados para investigar incendios en Madrid no solo representa un avance en la lucha contra este problema, sino que también refuerza el compromiso de las autoridades con la protección del medio ambiente. Su capacidad para detectar acelerantes, combinada con un enfoque científico y judicial, promete marcar un antes y un después en la gestión de incendios forestales.
La esperanza es que este modelo pueda replicarse en otras comunidades autónomas y países, consolidando el papel de los perros como aliados en la defensa del planeta.
¿Será esta innovación suficiente para reducir el número de incendios? Sólo el tiempo y un esfuerzo constante podrán responder esta pregunta.