«Mandíbulas» y su guía, un referente en el rastreo subacuático trabajando incansablemente para dar respuestas tras la tragedia de la DANA en Valencia
Un despliegue sin precedentes frente a la catástrofe
La Unidad Militar de Emergencias (UME) ha vuelto a demostrar su compromiso inquebrantable en la reciente DANA que asoló Valencia. Este desastre natural dejó a su paso un rastro de destrucción, más de 220 víctimas mortales y varias personas desaparecidas. En este contexto, las unidades caninas de la UME, integradas por perros altamente cualificados junto a sus expertos guías, han sido esenciales para localizar a las víctimas, incluso en condiciones extremas.
En particular pudimos conocer a «Mandibulas», «Madi» para los amigos, que junto a su Guía forman un binomio especializado en la búsqueda de víctimas sumergidas, un tipo de rastreo particularmente complicado pero crucial en escenarios como este.
El despliegue de la UME y sus perros tras la DANA
Una respuesta inmediata
La devastación causada por la DANA movilizó a la UME desde su base del III Batallón de la Unidad Militar de Emergencias, en Betera. Tras la activación por la desastrosa riada del 29 de octubre, un total de 24 perros especializados en búsqueda y rescate llegaron a las zonas afectadas. Entre ellos se encontraba «Mandíbulas«, un perro de rescate específicamente entrenado para detectar víctimas bajo el agua.
Durante este último mes, estas unidades han rastreado barrancos inundados, áreas anegadas y escombros en busca de las personas desaparecidas. En este contexto, «Mandíbulas» y su guía han centrado su labor en zonas acuáticas como la Albufera de Valencia. Allí, este equipo especializado utiliza el extraordinario olfato de «Mandíbulas» para localizar rastros humanos bajo la superficie del agua.
Búsqueda subacuática, la habilidad natural de los perros
El rastreo subacuático es una disciplina que exige un entrenamiento especializado y una conexión excepcional entre el guía y el perro. Este tipo de búsqueda aprovecha la capacidad olfativa canina para detectar compuestos químicos liberados durante la descomposición de un cuerpo humano, como gases, aceites y grasas, que emergen incluso a través de varios metros de agua. Estas señales químicas pueden ser extremadamente sutiles, por lo que los perros deben estar preparados para identificar patrones olfativos complejos en entornos acuáticos difíciles, como aguas turbias, temperaturas extremas o zonas con corrientes fuertes.
Cuando el perro percibe un rastro, señala su hallazgo con un ladrido o un cambio en su comportamiento, estableciendo una comunicación inmediata con su guía. Este gesto permite a los equipos de buceo concentrar sus esfuerzos en un área específica, minimizando la exploración en zonas amplias y de difícil acceso. Además, esta colaboración entre perros y buzos no solo optimiza el tiempo de búsqueda, sino que también reduce la exposición de los rescatistas a riesgos potenciales, como corrientes peligrosas o estructuras inestables bajo el agua.
La precisión y rapidez de esta técnica la convierten en una herramienta imprescindible en operaciones de rescate acuático, reafirmando el papel crucial de los perros especializados en la localización de víctimas sumergidas.
La importancia del entrenamiento continuado y especializado para la discriminación de olores
Preparación para el rastreo en agua y tierra
La formación de un perro especializado en búsqueda subacuática, como «Mandíbulas», es un proceso continuo y altamente cualificado que exige precisión y constancia. Uno de los aspectos más críticos es enseñar al perro a discriminar el olor humano de la multitud de aromas generados por los escombros, aceites, productos químicos y otros restos derivados de un evento catastrófico de esta magnitud. Esta capacidad de discernimiento es fundamental, ya que permite al perro concentrarse exclusivamente en localizar posibles víctimas, ignorando las distracciones que podrían comprometer la eficacia del rastreo.
El entrenamiento también se realiza en entornos reales, como ríos de corriente rápida, embalses profundos y zonas inundadas. «Mandíbulas» ha sido expuesto de manera controlada a estas condiciones para perfeccionar su habilidad de rastreo en situaciones extremas y mantener la calma en medio del caos.
La preparación incluye trabajar desde embarcaciones, donde debe rastrear grandes extensiones acuáticas utilizando su extraordinario olfato. Esto, combinado con un vínculo sólido con su guía, asegura que Mandíbulas pueda interpretar correctamente las señales y responder a órdenes específicas, incluso bajo presión. Este enfoque continuo garantiza que esté preparado para enfrentar los desafíos únicos de cada misión de rescate.
La importancia de la relación entre el guía y su perro
El vínculo entre «Mandíbulas» y su guía es mucho más que una simple conexión; es la base sobre la cual se construye el éxito de cada misión. Esta relación de confianza mutua no surge de la noche a la mañana, sino que es el resultado de años de trabajo conjunto, entrenamiento continuo y vivencias compartidas en situaciones extremas.
En operaciones de rescate en zonas inundadas, donde las condiciones pueden ser impredecibles y peligrosas, la capacidad de comunicación rápida y efectiva entre el perro y su guía es vital. Los perros no solo deben responden a comandos específicos, sino que también deben interpretar las señales gestuales y verbales de su guía, incluso en entornos ruidosos o caóticos.
Además, el guía desempeña un papel crucial en mantener el estado emocional del perro, especialmente en escenarios de alto estrés. Por su parte, los perros, con su comportamiento y señales, proporciona información clave que ayuda a tomar decisiones críticas en tiempo real. Este nivel de colaboración no solo optimiza la eficacia de las búsquedas, sino que también refuerza la seguridad de ambos durante las operaciones.
El vínculo emocional también es una fuente de motivación para el perro, quien trabaja incansablemente para cumplir con las expectativas de su guía. En definitiva, esta relación única representa un equilibrio perfecto entre la técnica, la intuición y la confianza, convirtiendo al equipo en una herramienta indispensable en misiones de rescate complejas.
«Mandíbulas» y su guía, un equipo especializado en rastreo subacuático
Héroes caninos con experiencia internacional
Este binomio forman parte de un selecto grupo de binomios de la Unidad Militar de Emergencias (UME), especializados en búsqueda y rescate en cualquier escenario incluidos los entornos subacuáticos. Este equipo combina el profundo conocimiento técnico del guía con la destreza olfativa y adaptabilidad del perro, logrando resultados excepcionales tanto a nivel nacional como internacional.
La experiencia acumulada en misiones en diversos países permite a los binomios integrantes de las diferentes unidades caninas de búsqueda y rescate, perfeccionar sus habilidades en escenarios complejos, como inundaciones, terremotos y desastres naturales. Este aprendizaje constante no solo aumenta su eficacia operativa, sino que también garantiza que estén preparados para responder con rapidez en eventos críticos, como los ocurridos en Valencia tras la devastadora DANA.
En esta ocasión, su labor ha sido crucial en puntos de alto riesgo como la presa de Forata y la cantera de Calicanto, donde las condiciones extremas complicaron la búsqueda de víctimas. Gracias al entrenamiento especializado de estos perros, capaces de detectar rastros humanos incluso en las profundidades más difíciles, el equipo ha logrado delimitar con precisión las áreas donde los buzos debían centrar sus esfuerzos, optimizando recursos y reduciendo el tiempo de respuesta.
Esta colaboración entre guía y perro no solo ha destacado por su precisión técnica, sino también por su incansable dedicación. El trabajo realizado durante estás últimas semanas, y que en el momento de escribir este artículo aún continuan, en terrenos hostiles y entornos acuáticos desafiantes, reafirmando la importancia de los equipos K9 SAR en la búsqueda y rescate de víctimas en situaciones de desastre.
La UME: guardianes de la esperanza en tierra y agua
Una misión con impacto humano, la labor de la UME tras la DANA
La intervención de la UME tras la devastadora DANA ha sido un ejemplo contundente de cómo la especialización marca la diferencia en las situaciones de emergencia más críticas. En medio de un entorno caótico, donde cada minuto cuenta, la capacidad de movilizar equipos altamente preparados se convierte en un recurso invaluable. La UME no solo se enfoca en la localización de personas desaparecidas, sino que también asume un papel humano y solidario al ofrecer consuelo, empatía y respuestas a las familias que enfrentan la angustia de la incertidumbre.
Esta dualidad, que combina la búsqueda técnica con el apoyo emocional, resalta el carácter multifacético de su labor. Los equipos de búsqueda y rescate de la UME operan bajo condiciones extremas, demostrando una coordinación excepcional entre recursos humanos y tecnológicos. Cada miembro, desde los guías hasta los perros de rescate, aporta una pieza esencial al engranaje de las operaciones, asegurando que las misiones sean eficientes y efectivas.
Un pilar en la gestión de catástrofes
La capacidad de la UME para responder rápidamente y movilizar recursos en un tiempo récord subraya su papel insustituible en la gestión de catástrofes. Su experiencia no solo reside en la rapidez de sus despliegues, sino también en la calidad de su intervención. Los perros de rescate, por ejemplo, representan una herramienta imprescindible en entornos donde las condiciones dificultan la búsqueda convencional. Con su olfato insuperable y su entrenamiento especializado, estos animales son capaces de identificar rastros humanos incluso en escenarios complejos, como zonas inundadas o terrenos inestables.
Más allá de la emergencia
El impacto de la UME no termina con la finalización de una operación. Su trabajo deja un legado en las comunidades afectadas, proporcionando no solo resultados tangibles, como la localización de personas desaparecidas, sino también intangibles, como la sensación de que no se ha dejado ningún esfuerzo sin realizar. Este compromiso con la vida y la dignidad humana refuerza la confianza de la sociedad en sus instituciones y subraya la importancia de seguir invirtiendo en formación, tecnología y recursos para fortalecer las capacidades de respuesta ante futuras emergencias.
Héroes de cuatro patas en la búsqueda subacuática
Los binomios como el «Mandíbulas» y su guía son un ejemplo del impacto que puede tener la preparación especializada en la búsqueda de víctimas sumergidas. En cada ladrido, en cada rastro detectado bajo el agua, hay una demostración de la extraordinaria capacidad del olfato canino y del vínculo humano-animal que los guía.
Su trabajo no solo inspira, sino que también recuerda la importancia de invertir en unidades especializadas para enfrentar los desafíos que traen desastres como la DANA. «Mandíbulas» y su guía representan lo mejor de la UME: dedicación, resiliencia y un compromiso absoluto con la vida y la esperanza.UME: dedicación, resiliencia y un compromiso absoluto con la vida y la esperanza.