Entendiendo la mente canina

Entendiendo la mente canina

SUMARIO

Entendiendo la mente canina, los perros no piensan ni se comportan como nosotros y es importante asumirlo cuanto antes

Hace unos días, leí un artículo sobre este mismo tema, e inmediatamente me trasladé al parque donde llevo a mi perro para que se relacione con otros perros y tenga la ocasión de comportarse como un perro. También me da la oportunidad de hablar con otros dueños de perros, y la verdad es que es la ocasión perfecta para darme cuenta de que ninguno de ellos, ni tan siquiera, se ha planteado algo tan sencillo como que «los perros no piensan, ni se comportan como nosotros»

En el artículo se decía, que los adiestradores profesionales, tenemos la responsabilidad de comprender y respetar la verdadera naturaleza de los perros para poder mejorar su bienestar y la relación con sus familias humanas. Totalmente de acuerdo, pero yo iría un paso más allá, y me atrevería a decir, que también tenemos la responsabilidad, de transmitir esta idea a todas las personas que tengamos a nuestro alrededor.

Los perros no piensan, ni se comportan como nosotros, y no asumir esto desde perspectiva donde nosotros somos el centro de todo, puede llevarnos a malentendidos y conflictos. A lo largo de este artículo, exploraré cómo los perros perciben el mundo, sus capacidades sensoriales, y cómo podemos mejorar nuestra convivencia con ellos. Adentrémonos en la mente de los perros y descubramos cómo podemos comunicarnos y relacionarnos de manera más efectiva con nuestros mejores amigos.

Evolución y domesticación: la historia compartida

Los perros fueron los primeros animales domesticados y representan un éxito evolutivo sin precedentes. Hace unos 15.000 años, los perros dejaron de ser una posible fuente de alimento para convertirse en nuestros mejores aliados. Su capacidad para adaptarse a una vida junto a los humanos ha permitido que desempeñen funciones esenciales en diversas áreas, como la investigación, la detección de sustancias, los rescates, la alerta médica y el servicio en distintas capacidades. Su capacidad para comprender y predecir nuestro estado emocional es única, y ninguna otra especie nos conoce a tan fondo.

Orígenes y coevolución

La domesticación de los perros comenzó cuando nuestros antepasados descubrieron que podían colaborar con los lobos en la caza y la protección. Con el tiempo, los lobos que mostraban menos miedo y mayor disposición para interactuar con los humanos fueron seleccionados naturalmente. Este proceso de coevolución permitió que los perros desarrollaran habilidades sociales y comunicativas que los hicieron indispensables para nuestras vidas.

Raymond Coppinger, un reconocido biólogo, afirmó que la personalidad social de un perro se forma a las dieciséis semanas de vida. Este desarrollo temprano es crucial, ya que las experiencias vividas durante este período afectan directamente las conexiones neuronales y, por ende, el comportamiento futuro del animal.

En nuestra librería encontrarás el libro «Perros», una obra donde encontrarás una brillante actualización sobre el mundo de los perros, cuál es su origen, por qué son diferentes a los lobos, cómo se han adaptado a distintos ambientes humanos y cómo pueden beneficiarse humanos y perros en su relación.

Factores genéticos y ambientales

Si bien la genética juega un papel fundamental en el comportamiento canino, los factores ambientales son igualmente importantes. Los perros que no reciben estimulación adecuada en sus primeras semanas de vida, o aquellos que son separados prematuramente de su madre y hermanos, pueden desarrollar problemas de comportamiento severos. Según el psicólogo Edwin Guthrie, una sola mala experiencia puede marcar negativamente a un perro de por vida.

Debemos asegurarnos de proporcionar a nuestro un entorno rico en estímulos visuales, táctiles, olfativos y auditivos para asegurarnos un desarrollo óptimo. La falta de socialización temprana y la exposición a situaciones amenazantes pueden llevarnos a la formación de perros temerosos y ansiosos, que a menudo muestran comportamientos considerados «agresivos» debido a su miedo profundo.

Comprendiendo la conducta canina: más allá del alfa

Uno de los errores más común al tratar de entender la conducta de los perros, es aplicar teorías desfasadas sobre la dominancia y el liderazgo de la manada. Los estudios iniciales que dieron origen a estas teorías se realizaron en manadas de lobos en cautiverio, en condiciones que no reflejan la realidad natural. En la naturaleza, las manadas de lobos son estructuras familiares, y no existen luchas de poder como se ha popularizado.

Revaluando el liderazgo

Elli Radinger, una experta en lobos, ha destacado que el concepto del macho alfa dominante es una simplificación incorrecta. En la naturaleza, los lobos cooperan y mantienen una estructura social basada en la unidad y el apoyo mutuo. Aplicar esta idea simplista a nuestros perros domésticos es un error. En lugar de buscar dominancia, debemos entender que los perros ven a sus familias humanas como su principal fuente de alimento y seguridad.

Debemos tener en cuenta, que cada perro valora distintos recursos de manera subjetiva, ya sea un lugar específico en la casa, un juguete o la oportunidad de salir primero. En hogares con varios perros, es común que ellos mismos establezcan acuerdos sobre la importancia de estos recursos, evitando conflictos. Sin embargo, es vital que observemos y entendamos estas dinámicas para intervenir adecuadamente cuando sea necesario.

Malentendidos comunes

Si un perro nos gruñe o ladra no necesariamente nos está mostrando agresividad. Estos comportamientos a menudo son expresiones de miedo o ansiedad. En lugar de etiquetar rápidamente a un perro como agresivo, debemos considerar los múltiples factores que pueden influir en su comportamiento. Debemos tener en cuenta que la comunicación entre especies es compleja, y debemos esforzarnos por interpretar correctamente las señales que nos envían los perros.

Un viaje sensorial: el mundo a través de sus sentidos

Para poder entender correctamente a nuestro perros, es esencial que entendamos cómo perciben el mundo a través de sus sentidos. Los perros tienen capacidades sensoriales muy diferentes a las nuestras, y esto influye significativamente en su comportamiento y en su interacción con el entorno.

La agudeza auditiva

Los perros tienen una agudeza auditiva excepcional, pudiendo captar frecuencias muy altas que nosotros no podemos escuchar. Esta capacidad les permite detectar la dirección y la distancia de los sonidos con gran precisión. Sin embargo, vivir en un entorno humano, por ejemplo en cualquiera de nuestras ciudades, puede ser altamente estresante para ellos debido a la sobrecarga de estímulos auditivos. Es crucial ayudarles a habituarse a los sonidos cotidianos para reducir su nivel de estrés.

Los perros poseen 18 músculos en sus orejas, lo que les permite orientarlas hacia la fuente del sonido y obtener información detallada. Este es el motivo por el cual a menudo ladran «sin motivo» aparente; simplemente están reaccionando a estímulos que nosotros no podemos percibir.

El sentido del gusto

El gusto de los perros es menos desarrollado que el de los humanos. Con alrededor de 1.700 papilas gustativas, en comparación con las 10.000 humanas, por eso nuestros perros no son muy selectivos con lo que ingieren. Su naturaleza de carroñeros los lleva a comer cualquier cosa que encuentren, especialmente si han aprendido que alguien podría intentar quitarles la comida. Su aparato digestivo está adaptado para procesar carne rápidamente, lo que explica por qué no mastican mucho la comida.

El olfato: una herramienta de comunicación

El olfato es el sentido más desarrollado en los perros y juega un papel crucial en su interacción con el mundo. Los perros utilizan su nariz para recabar información detallada sobre su entorno, identificar otros animales y personas, y comunicarse a través de feromonas y otras sustancias químicas. No me voy a detener demasiado en este punto, puesto que ya hemos tratado este tema en varios artículos, por ejemplo, «La importancia de la nariz en el comportamiento canino», donde te descubrimos la importancia del uso adecuado de la nariz en el comportamiento canino.

Solamente hacer referencia a que todos nosotros dejamos rastros de nuestro olor en todo lo que tocamos y por dónde pasamos, lo que nuestros perros detectan con facilidad. Es precisamente este sentido olfativo el que les permite incluso percibir nuestras emociones, ya que las emociones humanas liberan compuestos químicos que los perros pueden identificar. Por esta razón, si nuestro perro muestra desagrado hacia alguien, es prudente prestar atención.

La visión canina

Aunque los perros ven en menos colores que los humanos (no distinguen el rojo), tienen una excelente capacidad para detectar el movimiento. Si tenemos un perro con hocico largo, como los retrievers, tendrá un campo visual amplio que les permite detectar objetos en movimiento a grandes distancias. Esta habilidad es un remanente de su naturaleza depredadora.

Los perros son crepusculares, lo que significa que tienen más receptores para la luz, permitiéndoles ver mejor en condiciones de poca luz. Sin embargo, su visión no es tan aguda como la nuestra cuando se trata de distinguir objetos estáticos a largas distancias.

Comunicación canina: más allá del lenguaje verbal

La comunicación canina se basa principalmente en el lenguaje corporal y las vocalizaciones. Los perros utilizan una variedad de señales corporales para expresar sus emociones y estados de ánimo, para cualquier dueño de perro es fundamental comprender estas señales, para una convivencia armoniosa.

Señales corporales y su interpretación

Los perros se comunican a través de giros de cabeza, bostezos, movimientos de las orejas y la cola, y posturas corporales. Estas señales a menudo pasan desapercibidas para nosotros, lo que puede llevar a malentendidos. Por ejemplo, un perro que gira la cabeza o bosteza puede estar tratando de calmarse o calmar a otro perro.

El espacio personal es vital para los perros, y forzar encuentros cercanos, como en aceras estrechas, puede ser estresante para ellos. Respetar su necesidad de espacio puede ayudar a evitar conflictos.

La mirada y la conexión emocional

Los perros nos miran a los ojos en busca de comunicación y conexión emocional. Un estudio realizado por Takefumi Kikusui demostró que mirar a sus dueños libera oxitocina en los perros, una hormona clave en la formación de vínculos afectivos. Esto subraya la importancia de la mirada en la relación entre perros y humanos.

El zoólogo Konrad Lorenz describió a su perro como una «inmensurable suma de cariño y felicidad», destacando la profundidad de la conexión emocional que podemos establecer con ellos. Diferentes estudios del biólogo Rupert Sheldrake han mostrado que los perros pueden anticipar la llegada de sus dueños, lo que refleja su capacidad para percibir cambios en nuestro comportamiento y estado emocional.

El desafío del adiestramiento: un enfoque basado en el respeto y la empatía

El adiestramiento de perros ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. El enfoque tradicional de dominancia y castigo ha dado paso a métodos más respetuosos y basados en la ciencia del comportamiento.

Adiestramiento positivo y refuerzo

El adiestramiento en positivo se basa en el uso de refuerzos positivos para incentivar el comportamiento deseado. Este método no solo es más humano, sino también más efectivo a largo plazo. Los perros aprenden mejor cuando se les recompensa por sus buenos comportamientos en lugar de ser castigados por los errores.

El contexto familiar

El éxito del adiestramiento también depende de considerar el contexto y las necesidades específicas de cada familia. No todos los perros se adaptan a todos los entornos familiares, y es crucial elegir el perro adecuado para cada situación, si tienes dudas a la hora de elegir a tu compañero, te recomiendo busques consejo en un adiestrador profesional. Las expectativas realistas y una comprensión profunda del comportamiento canino son esenciales para una convivencia armoniosa.

Polaridades extremas en el adiestramiento

El mundo del adiestramiento de perros oscila entre polaridades extremas, desde el enfoque del líder de la manada hasta la permisividad disfrazada de adiestramiento en positivo. Ninguno de estos extremos es saludable. Debemos buscar un equilibrio que respete la naturaleza del perro y sus necesidades individuales.

La responsabilidad del adiestrador

Como adiestradores, nuestra responsabilidad es educar a los dueños de perros sobre la importancia de la empatía y el respeto hacia sus mascotas. Cuanto más comprendamos sobre ellos y su forma de ver el mundo, mejor podremos demostrarles que nos importan y que los queremos. Al liberar a los perros de la responsabilidad de ser lo que nosotros queremos que sean, o que sean como nosotros creemos que son, les permitimos ser ellos mismos y disfrutar de una vida plena y feliz.

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