Proteger las patas de tu perro del calor. K9 Rescate

Verano y entrenamiento, como proteger las patas de tu perro del calor

SUMARIO

Llega el verano y con él, el peligro de las superficies calientes, consejos para proteger las patas de tu perro del calor

Como guías caninos estamos acostumbrados a valorar cada detalle que influye en el rendimiento de nuestros perros. Sabemos que una buena hidratación, una rutina de calentamiento adecuada y un chequeo veterinario regular son piezas básicas de ese cuidado integral. Sin embargo, cuando en verano las temperaturas suben con rapidez, sobre todo tras las primeras olas de calor, conviene recordar que las almohadillas sufren antes que otros tejidos: son el primer punto de contacto con hormigón, asfalto o metal y el principal sensor térmico de la extremidad.

Sin caer en dramatismos, este repaso pretende refrescar prácticas que probablemente ya aplicamos, como la “prueba de los siete segundos”, el uso estratégico de botines o los intervalos de sombra, y aportar algunos datos recientes que refuerzan su utilidad. El objetivo es sencillo: proteger las patas de tu perro del calor, para que cada sesión de entrenamiento estival transcurra con la misma seguridad y eficacia que en cualquier otra época del año, reduciendo al mínimo las molestias o lesiones que podrían dejar a nuestros binomios fuera de juego justo cuando más se les necesita.

Comprender el riesgo térmico en perros de búsqueda y rescate

Antes de profundizar en protocolos y soluciones, conviene detenernos un momento para comprender el riesgo térmico al que se enfrentan los perros de búsqueda y rescate. A diferencia de los paseos recreativos, nuestras operaciones y entrenamientos exigen permanecer sobre asfalto, hormigón o chapa metálica durante periodos prolongados, a menudo en horarios en los que el pavimento ya ha acumulado horas de radiación solar.

Este escenario genera temperaturas superficiales muy por encima del aire ambiente y pone a prueba la resistencia termorreguladora de las almohadillas, un tejido que, por su función de agarre y percepción táctil, no puede permitirse un daño significativo. Analizar cómo y cuándo se produce esa sobrecarga de calor es el primer paso para diseñar estrategias eficaces para proteger las patas de tu perro del calor.

Fisiología de la almohadilla interdigital y su vulnerabilidad al calor

Las almohadillas están formadas por tejido adiposo, colágeno y glándulas sudoríparas escasas. Carecen de la gruesa queratina que protege, por ejemplo, la pezuña de un ungulado, y dependen de una irrigación sanguínea abundante para disipar calor. Cuando la superficie externa supera los 52 °C (125 °F) se produce necrosis proteica en menos de un minuto; por encima de los 60 °C (140 °F) la lesión es prácticamente instantánea.

Superficies urbanas y sus temperaturas extremas

En un día templado (25 °C de temperatura ambiente) el asfalto negro puede dispararse a 52 °C, mientras que a 31 °C de aire el pavimento roza 62 °C. El hormigón, pese a su color claro, apenas es 5 – 10 °C más fresco y las cubiertas metálicas o raíles expuestos han alcanzado mediciones de 65 – 71 °C en entornos ferroviarios. Para los perros de rescate, habituados a rastrear sobre chatarra, tejados y pistas de aterrizaje, la amenaza es constante y multisuperficie.

Metal, hormigón y asfalto: ¿cuál quema antes?

El metal conduce el calor con más rapidez que el asfalto, pero su capacidad de almacenamiento térmico es menor; esto significa que puede producir quemaduras fulminantes al inicio del contacto y disipar parte del calor segundos después. El asfalto, en cambio, actúa como una plancha: acumula energía solar durante horas y la cede de forma sostenida. Por eso los incidentes más graves se documentan tras jornadas de sol prolongado, cuando los equipos trabajan sobre calzadas agrietadas o pistas de hormigón sin sombra.

Datos y estadísticas que no podemos ignorar

Lesiones en almohadillas, qué dicen los estudios veterinarios

Un análisis retrospectivo de 2016 sobre perros SAR urbanos identificó que las abrasiones, laceraciones y quemaduras de almohadillas fueron la lesión más habitual durante las operaciones, seguidas de la deshidratación y la hipertermia. En un seguimiento longitudinal de 15 años a 150 perros de rescate, el 45 % requirió al menos una intervención quirúrgica por afecciones cutáneas o musculoesqueléticas, subrayando la carga clínica de los traumatismos plantares.

La epidemiología respalda la magnitud del problema. Un estudio VetCompass que revisó los historiales de 167 751 perros atendidos de urgencia en la red británica Vets Now durante 2022 identificó 384 episodios de enfermedad relacionada con el calor (HRI): esto equivale a una incidencia del 0,23 %, aproximadamente 1 de cada 430 perros, y a un índice de letalidad del 26,5 % (es decir, 1 de cada 4 afectados falleció pese al tratamiento).

Aunque el trabajo se centraba en factores demográficos, otras investigaciones sobre fisiología canina muestran que hasta el 99 % del calor corporal que un perro cede al suelo puede salir a través del plexo vascular de las almohadillas; cuando estas están agrietadas o ulceradas, su capacidad de disipar temperatura por conducción y evaporación disminuye de forma crítica, dificultando la recuperación del perro durante un golpe de calor.

En conjunto, los datos cuantifican el riesgo (0,23 % de incidencia y una de las tasas de mortalidad más altas entre las urgencias veterinarias) y subrayan por qué cuidar la integridad de las almohadillas no es un detalle menor, sino una parte esencial de la prevención y el pronóstico ante la HRI.

Temperatura de superficie vs. temperatura ambiente

  • 25 °C [77 °F] de aire → 52 °C [125 °F] en asfalto (quemadura en < 60 s).
  • 31 °C [87 °F] de aire → 62 °C [143 °F] en pavimento; el tejido muere en segundos.
  • 32 °C [90 °F] de aire → 71 °C [160 °F] en carril metálico. Las planchas metálicas de escombros pueden superar los 65 °C apenas media hora después de la exposición solar directa (mediciones de campo en ejercicios FEMA, datos internos de equipos SAR, 2024).

Estos números justifican la «prueba de los siete segundos» popularizada por organizaciones de bienestar, que aconseja apoyar el dorso de la mano sobre la superficie y retirarla si arde antes de siete segundos.

Estrategias de prevención y entrenamiento seguro

Acondicionamiento progresivo y habituación térmica

Los perros de rescate se benefician de un «endurecimiento» gradual de las almohadillas: sesiones cortas sobre superficies abrasivas frías al principio de la campaña, incremento semanal del tiempo de exposición y monitoreo diario de grietas o descamaciones. Esta técnica, avalada por adiestradores tácticos de EE. UU. y la literatura sobre acondicionamiento cutáneo, reduce microfisutras y favorece la queratinización controlada sin comprometer la sensibilidad táctil.

Protocolo de “calentamiento” de almohadillas

  1. Semana 1 – 2: paseos de 5 min en hormigón sombreado tras hidratación.
  2. Semana 3 – 4: añadir asfalto durante las horas más frescas.
  3. Semana 5: introducir superficies metálicas (rampas, planchas) durante 2 min.
  4. Semana 6: simulacro completo con chequeo veterinario posterior.

Advertencia: si se detecta enrojecimiento o el perro manifiesta claudicación, interrumpimos la fase y aplicamos tratamiento tópico.

Equipamiento de protección

Los botines técnicos de neopreno o cordura con suela de caucho reducen hasta 25 °C la temperatura transmitida a la almohadilla, según algunas pruebas de laboratorio. No obstante, para perros SAR el uso prolongado compromete la propriocepción y el agarre sobre cascotes. De ahí la recomendación de emplear botines sólo en desplazamientos de tránsito (caminar hasta la zona cero, evacuar por pasarela metálica) y retirarlos durante la búsqueda activa, salvo que la temperatura del sustrato supere los 55 °C.

Complementamos la protección con ceras endurecedoras a base de suberlina y vitamina E, fáciles de aplicar en campo y bien toleradas, aunque su capacidad isolante es modesta (2 – 4 °C de ganancia térmica).

Selección de botines y ceras

CriterioRecomendación operativa
SuelaCaucho vulcanizado ≥ 3 mm
CierreVelcro ancho + tira elástica
TranspirabilidadMalla o microperforación lateral
Perfil térmicoResistencia a ≥ 150 °C

Procedimientos operativos en despliegues de verano

El plan táctico debe incluir:

  • Pausas cada 15 min en sombra o carpa, con limpieza de almohadillas y control de temperatura corporal.
  • Hidratación oral (10–20 ml/kg·h) y pulverización de agua sobre vientre y patas.
  • Evaluación en campo de microlesiones con luz frontal; cualquier grieta mayor de 3 mm justifica relevo.

Cuando el índice de calor real (WBGT) supere los 29 °C tendremos a mano cubetas de inmersión parcial para enfriamiento rápido post-ejercicio, preferible al alcohol isopropílico según un ensayo cruzado con 12 perros de trabajo.

Primeros auxilios y recuperación tras quemaduras en almohadillas

Diagnóstico precoz

Los signos iniciales incluyen marcha a saltos, lamido compulsivo y enrojecimiento de la queratina. Si el pad adquiere tonalidad gris o se desprende la capa superficial hablamos ya de quemadura de segundo grado. En este punto el objetivo es “enfriar primero, evacuar después”.

Tratamientos recomendados y tiempos de inactividad

  1. Enfriamiento inmediato: inmersión en agua a 15 – 20 °C durante 2 min.
  2. Descontaminación suave: clorhexidina 0,05 % para retirar detritos.
  3. Apositado: gasas estériles y vendaje en “figura de ocho” para dejar libre el espacio interdigital.
  4. Analgesia: meloxicam 0,1 mg/kg VO y, si hay ampolla abierta, añadir gabapentina.
  5. Reposo: 7- 10 días para lesiones de primer grado; hasta 30 días si hay desprendimiento parcial.

En quemaduras profundas puede ser necesaria la desbridación quirúrgica; el tiempo medio de baja operativa registrado en perros SAR es de 45 días, con retorno progresivo al trabajo. Recuerda que estos datos son una mera aproximación, lo que siempre te recomendamos es que te pongas en contacto con tu veterinario de referencia.

Preguntas frecuentes (FAQs)
¿A qué temperatura del suelo debemos detener el entrenamiento?

Detenemos o trasladamos la sesión si el sustrato supera los 55 °C, equivalente a 32 °C de temperatura ambiente sin nubosidad. Aplica la prueba de los siete segundos y confirma con termómetro infrarrojo si hay duda.

¿Son realmente necesarias las botas para todos los perros de búsqueda?

No. Para tareas de olfateo preciso en escombros, muchos guías retiran los botines para conservar la propriocepción y el agarre. Sin embargo, son imprescindibles en rutas de aproximación largas sobre asfalto, cubiertas metálicas o superficies químicamente contaminadas. Elige modelos ligeros, transpirables y con suela antideslizante.

¿Cómo se curan las quemaduras leves en almohadillas?

Enfriado rápido, limpieza, pomada cicatrizante y vendaje permeable. La mayoría cicatriza en 5 – 7 días siempre que mantengamos el pad limpio y evitemos la carga de trabajo.

Como profesionales comprometidos con el bienestar y el rendimiento de los perros de búsqueda y rescate, no podemos tratar las quemaduras de almohadillas como un daño colateral inevitable. Los datos demuestran que se trata de la lesión operativa más frecuente y una puerta abierta a la hipertermia. Con planificación, acondicionamiento progresivo, botines adecuados, protocolos de pausa y enfriamiento, podemos reducir drásticamente la incidencia y, con ello, prolongar la vida útil y la seguridad de nuestros binomios caninos.

Estas buenas prácticas no sólo salvan piel; salvan misiones y, en última instancia, vidas humanas que dependen de un olfato que no entiende de asfalto ardiendo. El reto está sobre la mesa. Ahora nos toca a nosotros aplicar la evidencia con la misma diligencia que exigimos a nuestros perros cuando se lanzan, sin dudar, a la zona cero.

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