Una búsqueda ha de acometerse en condiciones, el estado mental es tan importante como el físico en cualquier emergencia.
Una búsqueda es una actividad físicamente exigente para aquellas personas que participan en ellas. No suelen existir dudas a la hora de considerarse que ha de estarse en unas condiciones mínimas adecuadas para un esfuerzo de este tipo; lo que popularmente se conoce como estar en forma. Pueden llegar a ser muchas horas caminando, concentrados, con alimentación sobre la marcha, incluso puede que poco descanso, entre otras circunstancias.
Por ello es importante vigilarse, y vigilar a quienes nos acompañan, y no sobrepasar nuestros límites. Descansar cuando se pueda, alimentarse, he hidratarse. No hay que temer el descanso, sino que hay que huir del cansancio.
Pero me temo que esta conciencia ampliamente extendida entre quienes participan en emergencias en general, y en una búsqueda en particular, suele flaquear a la hora de evaluar nuestro estado mental a la hora de afrontar una actividad de este tipo.
El estado mental es tan importante como el físico en cualquier emergencia. Durante toda la actividad hay que mantener la atención y la concentración en un alto nivel.
Según pasan las horas es imposible evitar que nuestra concentración disminuya, pero hemos de evitar que esta se diluya tanto como para que no nos percatemos de los riesgos o rebajemos nuestras medidas de precaución y prevención. Si vemos que nos acercamos a ese punto es imperativo solicitar un descanso o un relevo.
Las cosas hechas con rapidez sin concentración, son un desperdicio de tiempo; porque probablemente haya que repetirlas. Es malgastar esfuerzo, tanto nuestro como de quienes nos rodean. Y esto suele significar el poner en riesgo a quienes nos rodean, aparte de a quién realiza la actividad directamente. En este punto, si ha de realizarse algo, es mejor realizarlo lento y seguro, paso a paso, que tener que repetirlo.
Pero un aspecto no menos importante sobre el estado mental, pero que no se suele evaluar correctamente, es la fortaleza mental necesaria para afrontar una búsqueda. Si sabemos, sentimos o intuimos que no estamos en disposición de afrontar lo que una búsqueda pueda depararnos, lo mejor para todo el mundo es ser consecuente y pedir una actividad que no nos enfrente a aquello que no podemos controlar. Por desgracia, el fenómeno de: “el buscador que no quiere encontrar” es una realidad; este se basa en que la persona que participa en una búsqueda, al menos su inconsciente, sabe que no está en condiciones afrontar algo que sea emocionalmente duro, como un cadáver u otra situación. En este caso la persona participa y trabaja, pero evitando esforzarse para evitar ser ella la que encuentre aquello que la pueda dañar. En este caso se esta perjudicando el esfuerzo del equipo, es mejor no hacerlo y comunicarlo. Siempre hay cosas que se pueden hacer durante una búsqueda. No todos los días nos encontramos bien, seamos conscientes de ello.
Además, aunque nos sintamos emocionalmente fuertes, eso no evita que algo, o alguien, nos pueda afectar negativamente. Por ello es necesario que todas las personas que participan en una búsqueda puedan disponer de alguna forma de ayuda psicológica, para afrontar y sobrellevar lo que se haya vivido. Los problemas emocionales no tienen que aparecer inmediatamente, sino que pueden surgir pasado un tiempo considerable.
Por ello el saber y disponer de herramientas para afrontar estas situaciones es algo que debería ser imprescindible para quienes participan en una búsqueda.
Somos conscientes de la necesidad de cuidar nuestro cuerpo; seamos también conscientes de que nuestra mente necesita la misma calidad y cantidad de cuidados que el cuerpo. Hagámoslo, pedir ayuda no es una debilidad, sino una fortaleza que nos permite continuar adelante.
Si te ha gustado este artículo te recomiendo leer este, Cómo actuar ante una desaparición, Cómo actuar ante una desaparición, estrategias esenciales para las primeras horas de una desaparición familiar.