Según la AAHA, “Esta categoría de pacientes caninos incluye una amplia variedad de animales, algunos con funciones bien definidas y otros que brindan un papel de apoyo más generalizado. Muchos se someten a un entrenamiento exigente y se les imponen rigurosas demandas físicas. Estos factores hacen que los perros de trabajo, asistencia y terapia sean intrínsecamente valiosos y necesiten un alto nivel de atención veterinaria primaria”.
En las recomendaciones que nos trasladan desde la AAHA se incluyen pautas para el cuidado más conveniente de perros entrenados en tareas de protección, detección de olores, funciones de servicio para personas con discapacidades diagnosticadas o limitaciones físicas, apoyo emocional e intervención terapéutica.
La guía establece unas líneas de actuación concretas, orientadas a fomentar una relación cercana y de confianza entre el equipo veterinario y el responsable del perro de trabajo. La presidenta del grupo de trabajo encargado de elaborarlas, la profesora Cynthia Otto, ha resaltado la relación particularmente cercana de este tipo de perros y sus guías.
Otto, profesora especializada en perros de trabajo y medicina deportiva en la Facultad de Medicina veterinaria de la Universidad de Pensilvania y directora del Centro de perros de trabajo Penn Vet, resalta este vínculo extremadamente fuerte, y sugiere que los veterinarios no sólo deben estar en sintonía con este vínculo sino que ademas debe respetarlo.
“Las personas vinculadas al perro pueden notar cambios sutiles que afectan a su trabajo y reflejan una condición médica subyacente que, de otra manera, no se reconocería fácilmente”, apunta la experta, quien incide en la importancia de “involucrar al guía del animal en el tratamiento en mayor medida de lo que lo estaría el titular de un animal de compañía”.
TRATAMIENTO VETERINARIO DE PERROS DE TRABAJO
Las nuevas pautas de la AAHA, a través de la miembro del grupo de trabajo Debra Zoran, profesora de clínica de pequeños animales en la Universidad de Texas y directora asociada del Equipo de Emergencias Veterinarias de la escuela, asegura que es diferente tratar perros de trabajo y perros de compañía.
“Muchos veterinarios no tienen suficiente experiencia trabajando con este tipo de perros para comprender cómo de diferentes son de los perros de compañía”, dijo Zoran. “Para elaborar la guía se han reunido veterinarios especializados en diferentes aspectos del mundo de los perros de trabajo para elaborar un manuscrito que ayudará a mejorar la falta de conocimiento sobre ellos”.
Zoran, remarca que “los perros de trabajo siguen siendo perros, médica y quirúrgicamente, pero, desde el punto de vista del comportamiento, son especialmente adecuados para realizar trabajos de muy alto estrés y alta demanda”. Además de requerir un alto nivel de condición física, tiempo de entrenamiento y una excelente nutrición”. Zoran coincide con Otto en poner la tilde sobre la importancia de respetar este vínculo guía/perro.
“Todos los dueños de mascotas desarrollan vínculos con sus compañeros, algunos de ellos excepcionalmente estrechos, pero las horas de entrenamiento y la conexión diaria —con sus cuidadores— hacen que esta relación veterinario/cliente/paciente sea completamente diferente en el caso de los perros de trabajo”.
Por último, el miembro del grupo de trabajo, Zenithson Ng, profesor asociado de clínica de pequeños animales en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Tennessee, asegura que las pautas “ayudarán a los veterinarios a pensar en cosas en las que quizás no hayan pensado antes al tratar perros de trabajo con habilidades especiales”.
“Las pautas brindan información sobre el día a día en la vida de estos perros para que un veterinario pueda hacer recomendaciones que disminuyan los riesgos para la salud y aumenten su rendimiento”, explica Zenithson . “Por ejemplo, ¿cuántas personas saben que el metronidazol (Flagyl) puede disminuir la precisión de un perro en la detección de olores?”, concluye el experto.