Una nueva batida moviliza a más de 100 personas, drones, perros especialistas y detectores, buscando sin descanso a José Antonio Martínez, mientras su familia y voluntarios aguardan respuestas que aún no llegan
La continuación de la búsqueda, una operación mayor y más coordinada
El 13 de junio de 2025, un nuevo dispositivo se activó en la cara sur de la Sierra de Béjar, concretamente en la vertiente cacereña de Tornavacas. El operativo fue organizado por la Asociación de Guardias Civiles Solidarios (AGCS), con la participación de los ayuntamientos de Ceclavín, Tornavacas y Candelario, la Guardia Civil, Bomberos, Cruz Roja, Unidades Caninas y voluntarios locales.
Se destacó la enorme magnitud del despliegue: más de mil fotografías aéreas captadas por drones, cuya posterior reconstrucción en ortomosaicos permitirá evaluar zonas aún no inspeccionadas. Esta continuidad demuestra que, a pesar del tiempo transcurrido, persiste la voluntad de agotar todas las vías posibles.
Actualización del operativo: drones, canes y trabajo humano
Sinergia técnica y operativa
El operativo se dividió en dos fases durante el fin de semana del 21 y 22 de junio. En total, 130 participantes el primer día y 96 el segundo, incluyendo profesionales de la Guardia Civil, unidades caninas, detectores y voluntarios de colectivos como Cruz Roja.
Unidades caninas especializadas
Desde las primeras luces del sábado 21 de junio, se desplegaron por las laderas cacereñas, las Unidades Caninas de Búsqueda DIDUGAL y LOBO K9 SAR, cuyos perros, adiestrados para detectar restos humanos, avanzaban por un terreno altamente exigente. Su olfato permite identificar indicios que el ojo humano pasaría por alto: vestigios, jirones de ropa o mínimas trazas de olor que permanecen en grietas y hojarasca.
Drones desde el cielo
Simultáneamente, los drones cubrieron toda la Sierra de Béjar, captando más de 10.200 imágenes térmicas y ortofotos que servirán para examinar zonas inaccesibles y cruzar información con los rastreos a pie.
Colaboración efectiva entre aire y tierra
La clave fue la coordinación entre el equipo terrestre y el aéreo, permitiendo que perros, detectores y rescatistas actuaran donde los drones habían marcado algo inusual. Trabajan como un equipo cohesionado, maximizando la eficiencia del despliegue.
Hallazgos descartados y lección estratégica
Durante las dos batidas:
- Se recogieron huesos (de origen animal), jirones de tela y una cremallera, todos descartados como pertenencias de José Antonio.
- A pesar del gran esfuerzo, el resultado fue “sin éxito”, según las autoridades.
José Cabrera, presidente de AGCS, subrayó la necesidad de revisar las más de 10.000 fotografías tomadas por dron y recomendó planificar un próximo despliegue en otra zona: quizá a mayor altitud, cerca del pico Calvitero.
El trasfondo emocional: comunidad, familia y esperanza
El operativo contó con el respaldo logístico de los tres ayuntamientos, que proporcionaron alimentos y albergue para voluntarios en las piscinas de Tornavacas. La coordinación recordó que este caso no es solo técnico, sino también humano y solidario.
Mercedes, la memoria y la motivación constante
Mercedes, esposa de José Antonio, sigue impulsando la investigación. A través de medios como La Gaceta de Salamanca, afirmó que “sigue ahí, en algún punto de la Sierra”, y pidió mejorar señalización y coordinar más eficazmente futuros operativos.
Revisión y hoja de ruta futura
- Análisis de datos: revisión de las imágenes drones y cruce de zonas ya rastreadas.
- Evaluación de hipótesis: considerar rutas alternas o búsquedas en altura.
- Planificación del próximo operativo: potencialmente en zonas elevadas con otro punto base, como el Calvitero.
La Guardia Civil y expertos del GREIM permanecerán activos, con nuevas salidas previstas en función de climatología y hallazgos previos.
Conclusión
La búsqueda de José Antonio continúa sin descanso, más de 1 900 días después de su desaparición. Su caso ha movilizado a una comunidad de voluntarios, rescatistas y familiares.
Aunque los resultados inmediatos no han sido fructíferos, el uso combinado de tecnología avanzada (drones, detectores), perros especializados y una comunidad cohesionada ha permitido profundizar en el área con rigor.
La próxima fase podría marcar el verdadero punto de inflexión: ajustar el foco a zonas de mayor altitud, emplear nuevas técnicas y mantener el compromiso que, hasta ahora, no ha vacilado.
Porque por encima de todo, en la Sierra de Béjar no solo se busca un rastro físico. Se sigue aguardando una señal de esperanza, un mensaje de regreso y la tranquilidad de una familia que aún no ha dejado de creer.