Los perros nos entienden mejor, cuando nuestro lenguaje tiene un tono agudo, una pronunciación más exagerada y un ritmo lento
Los perros han sido compañeros inseparables de los humanos durante miles de años, y en este tiempo, hemos desarrollado formas muy particulares de comunicarnos con ellos. Muchos guías de perros, sin siquiera notarlo, ajustan su tono de voz y ritmo al interactuar con sus perros, lo cual no solo tiene un trasfondo emocional, sino que también está respaldado por la ciencia. En este artículo, ahondaremos en la ciencia detrás de la comunicación con los perros, explicando por qué estos animales nos entienden mejor cuando hablamos despacio y con un tono agudo, y cómo esta habilidad se conecta con la forma en que procesan el lenguaje humano.
El estudio de la Universidad de Ginebra: Hablando el idioma de los perros
Uno de los descubrimientos más recientes que nos ayuda a comprender cómo los perros interpretan el lenguaje humano proviene de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Ginebra, en Suiza. Publicado en la revista PLOS Biology, este estudio revela que los perros entienden mejor cuando les hablamos de manera lenta y con un tono de voz agudo. La investigación se basó en el análisis de las respuestas cerebrales de los perros al escuchar diferentes formas de comunicación humana, revelando datos sorprendentes sobre la manera en que los perros procesan nuestro lenguaje.
¿Por qué los perros entienden mejor cuando hablamos despacio?
La razón clave por la que los perros responden mejor a una comunicación pausada está relacionada con su ritmo natural de vocalización. Mientras que los humanos, en una conversación normal, suelen producir alrededor de cuatro vocalizaciones por segundo, los perros se comunican a un ritmo mucho más lento, con aproximadamente dos vocalizaciones por segundo. Según el estudio, cuando reducimos nuestra velocidad al hablar, llegamos a un punto en el que nuestras vocalizaciones se alinean mejor con la capacidad auditiva de los perros. En términos simples, hablar despacio les facilita a los perros distinguir las palabras que les estamos diciendo.
¿Cómo se sabe esto? Los investigadores de Ginebra utilizaron un equipo de electroencefalografía (EEG) para analizar cómo respondían los cerebros de los perros al escuchar diferentes ritmos de habla. Los resultados mostraron que el cerebro de los perros se centra en ritmos más lentos, llamados ritmos delta, mientras que el cerebro humano procesa los ritmos más rápidos, conocidos como theta. Esta diferencia sugiere que al reducir nuestra velocidad de habla, nos acercamos más a la frecuencia que los perros pueden procesar.
El «lenguaje de bebé» y su utilidad con los perros
El «lenguaje de bebé», conocido en inglés como baby talk, es una forma especial de comunicación que utilizamos de manera instintiva no solo con niños pequeños, sino también con nuestras mascotas. Este tipo de lenguaje se caracteriza por tres elementos principales: un tono agudo, una pronunciación más exagerada y un ritmo lento. Aunque a primera vista pueda parecer una respuesta emocional o un gesto afectuoso hacia los perros, investigaciones recientes indican que este estilo de habla tiene beneficios concretos para la comprensión de nuestros perros.
Los estudios han demostrado que el «lenguaje de bebé» capta mejor la atención de los perros y los ayuda a procesar nuestras palabras de manera más efectiva. Al elevar el tono de nuestra voz, nos acercamos a las frecuencias a las que los perros son más sensibles. Los perros tienen una capacidad auditiva mucho más aguda que los humanos en los rangos de alta frecuencia, por lo que los tonos más agudos tienden a sobresalir más claramente para ellos. Además, cuando hablamos de forma exagerada y clara, marcando cada sílaba, facilitamos que los perros puedan distinguir los comandos o palabras clave que intentamos transmitir.
La base biológica del «lenguaje de bebé» con perros
Este fenómeno no es solo una cuestión de observación cotidiana; tiene una base biológica en el cerebro de los perros. Los estudios de neurociencia han mostrado que, cuando los dueños de perros les hablan utilizando el baby talk, las áreas del cerebro canino relacionadas con la atención y el procesamiento auditivo se activan más intensamente. En particular, se ha observado que las frecuencias agudas y las vocalizaciones lentas se alinean mejor con las capacidades neuronales auditivas de los perros. Esto sugiere que el uso del «lenguaje de bebé» no es solo una reacción emocional humana, sino una adaptación que mejora la comunicación entre especies.
¿Por qué les hablamos así?
A lo largo de la historia, los perros han sido seleccionados por su capacidad para trabajar estrechamente con los humanos. Como resultado, han desarrollado una afinidad especial por las señales vocales y gestuales humanas. Al igual que sucede con los niños pequeños, los perros responden mejor cuando perciben que se les está hablando de manera clara y directa, con señales auditivas que pueden distinguir sin dificultad.
Cuando hablamos a los perros con un tono de voz más agudo y palabras más lentas, estamos proporcionando señales más fáciles de desglosar y comprender. Los perros reaccionan con mayor atención: levantan las orejas, inclinan la cabeza y muestran comportamientos que indican que están procesando lo que decimos.
Por lo tanto, lo que podría parecer una forma «infantil» de hablar con nuestras mascotas es en realidad una herramienta clave para mejorar la comunicación efectiva. Esto nos permite reforzar comandos y generar una mayor conexión emocional, fortaleciendo el vínculo entre humano y perro.
¿Por qué el tono agudo facilita la comprensión?
Los perros son muy sensibles a las frecuencias altas. De hecho, su rango auditivo supera con creces al de los humanos, lo que significa que los tonos agudos captan mejor su atención. En un contexto natural, los perros emiten sonidos agudos durante situaciones de alerta o emoción, por lo que cuando nosotros usamos tonos similares, logramos sintonizar con su naturaleza receptiva. Un tono agudo es, para ellos, una señal clara de que algo importante está sucediendo.
¿Qué tan importante es el ritmo?
El ritmo lento, como hemos mencionado anteriormente, es esencial para que los perros puedan desglosar las palabras y entender mejor el mensaje que estamos transmitiendo. Si hablamos demasiado rápido, es como si estuviéramos amontonando sonidos, dificultando la comprensión para el perro, similar a cómo nos sentiríamos nosotros si alguien hablara rápidamente en un idioma que no dominamos.
¿Los perros pueden aprender diferentes idiomas?
Otra revelación interesante que surge de este estudio y de investigaciones previas es que los perros pueden distinguir entre diferentes idiomas. En 2022, un estudio realizado en Hungría mostró que los perros criados en hogares donde se hablaba español reaccionaban de manera diferente al escuchar fragmentos de audio en español en comparación con aquellos en húngaro, un idioma con el que no estaban familiarizados.
¿Cómo lo sabemos?
Para este experimento, los científicos utilizaron fragmentos del libro El Principito, que fueron leídos tanto en español como en húngaro. Mientras los perros escuchaban los fragmentos, sus cerebros fueron escaneados para ver cómo respondían a los diferentes idiomas. Los resultados indicaron que los perros reconocen el idioma en el que fueron criados, ya que sus cerebros mostraron una mayor actividad al escuchar el lenguaje familiar.
¿Esto significa que los perros saben idiomas?
No exactamente. Los perros no «aprenden» idiomas de la manera en que los humanos lo hacen. En lugar de eso, se acostumbran a los patrones de fonética y ritmo de un idioma en particular. Esto les permite distinguir entre un idioma que reconocen y otro que les resulta ajeno. En resumen, los perros no «hablan» un idioma, pero su cerebro es capaz de identificar el que les es familiar y reaccionar a él de manera más efectiva.
Comunicación no verbal, más allá de las palabras
Aunque el lenguaje verbal es importante, los perros también dependen en gran medida de las señales no verbales para entendernos. Observaciones cotidianas muestran que los perros prestan especial atención a las expresiones faciales, el lenguaje corporal y, sobre todo, al movimiento de las orejas y la cabeza. Cuando inclinamos la cabeza hacia un lado o levantamos las cejas, muchos perros tienden a responder de forma similar. Este tipo de comunicación no verbal les ayuda a interpretar nuestras intenciones, reforzando el mensaje que estamos transmitiendo verbalmente.
La importancia del contacto visual
El contacto visual es una forma poderosa de comunicación entre humanos y perros. Estudios anteriores han demostrado que cuando los perros y sus dueños se miran a los ojos, ambos liberan oxitocina, una hormona relacionada con el vínculo afectivo. Este contacto visual, junto con el uso de vocalizaciones claras y lentas, mejora la comprensión mutua.
Preguntas frecuentes sobre la comunicación con perros
1. ¿Por qué mi perro responde mejor cuando le hablo con un tono agudo?
Los perros son más sensibles a las frecuencias altas, por lo que un tono de voz agudo capta mejor su atención. Además, al utilizar este tono, nos acercamos a su forma natural de comunicación.
2. ¿Es recomendable siempre hablarle a mi perro de manera lenta?
Sí, cuando hablamos de manera lenta, facilitamos la comprensión de nuestras palabras por parte del perro, ya que su capacidad de procesar sonidos es más efectiva a ritmos pausados.
3. ¿Pueden los perros realmente entender lo que decimos o solo reconocen el tono?
Los perros no entienden nuestras palabras de la misma manera que los humanos, pero sí pueden reconocer comandos específicos y distinguir patrones de sonido y tono. Además, también interpretan nuestro lenguaje corporal y señales no verbales.
La ciencia ha demostrado que los perros no solo entienden nuestras vocalizaciones mejor cuando hablamos despacio y con un tono agudo, sino que también son capaces de diferenciar entre idiomas. Esto subraya la importancia de ajustar la forma en que nos comunicamos con nuestras mascotas para mejorar su comprensión y fortalecer nuestro vínculo. Aunque los perros no entienden las palabras como lo haría un humano, son extremadamente receptivos a nuestras vocalizaciones, ritmo, tono y lenguaje corporal. Adaptar nuestro lenguaje a su capacidad receptiva no solo facilita la convivencia, sino que también fortalece el lazo emocional que compartimos con ellos. Hablarles como si fueran bebés no es solo un capricho, sino una herramienta efectiva para que nos comprendan mejor.