El método BE-SAHF, o lo que es lo mismo «el arte de leer el incendio».
El combate contra incendios es una tarea compleja y peligrosa que requiere de conocimientos avanzados y habilidades especializadas. Para los bomberos, la capacidad de interpretar correctamente las señales de un incendio puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. En este contexto, el método BE-SAHF, desarrollado por el oficial de bomberos australiano Shan Raffel, se ha convertido en una herramienta esencial. Este método se basa en el análisis de cinco elementos clave: Building (edificio), Smoke (humo), Airtrack (flujo de gases), Heat (calor) y Flame (llama), y su correcta aplicación puede mejorar significativamente la eficacia y seguridad en el combate de incendios.
Comprendiendo el Método BE-SAHF
El acrónimo B-SAHF se pronuncia «be safe» (manténgase seguro), y sugiere la importancia de la seguridad en la interpretación de incendios. Cada componente del método proporciona información crítica que puede influir en las decisiones tácticas y estratégicas de los bomberos.
Building (Edificio)
El análisis del edificio es el primer paso en el método BE-SAHF. Comprender la estructura del edificio, su diseño y los materiales de construcción es esencial para anticipar cómo el fuego se propagará y cuáles serán los puntos más vulnerables. Los edificios modernos, a menudo construidos con materiales sintéticos, pueden comportarse de manera diferente a los edificios más antiguos hechos de madera y ladrillo.
Según un estudio realizado por la National Fire Protection Association (NFPA), los edificios construidos con materiales sintéticos tienden a colapsar más rápido durante un incendio en comparación con los construidos con materiales tradicionales. Esto se debe a la alta inflamabilidad y la rápida combustión de los materiales sintéticos.
Smoke (Humo)
El humo es quizás el elemento más revelador en el análisis de un incendio. El método BE-SAHF subraya la importancia de leer el humo para entender la dinámica del fuego. El humo se compone de partículas, aerosoles y gases, cada uno con características específicas que pueden indicar la etapa del incendio y su peligrosidad.
El humo es combustible. Esta premisa fundamental debe ser comprendida por todos los bomberos. Las partículas, como el carbono y la ceniza, así como los aerosoles y gases inflamables, como el monóxido de carbono (CO) y el cianuro de hidrógeno (HCN), pueden alimentar el fuego si alcanzan la temperatura y mezcla adecuadas.
Airtrack (Flujo de Gases)
El flujo de gases o «airtrack» se refiere al movimiento del aire y los gases dentro del edificio incendiado. Este componente del método BE-SAHF es crucial para entender cómo el fuego se ventila y se propaga. El aire fresco que entra en el edificio puede alimentar el fuego, mientras que los gases calientes que salen pueden indicar las áreas más peligrosas.
Controlar la ventilación es esencial. Aunque los bomberos pueden intentar manipular la ventilación para controlar el fuego, la práctica muestra que el control completo es casi imposible debido a las múltiples variables en juego, como las aberturas no previstas, las acciones de las personas dentro del edificio y la propia dinámica del incendio.
Heat (Calor)
El calor es el cuarto componente del método BE-SAHF. La cantidad de calor presente en el incendio puede proporcionar información vital sobre la intensidad del fuego y sus posibles puntos de ignición. La temperatura del humo y otros elementos combustibles es un indicador clave de la peligrosidad del incendio.
El control de la temperatura es crucial. La aplicación de agua para enfriar el humo y los materiales combustibles es una táctica fundamental para prevenir la ignición y la propagación del fuego.
La NFPA ha documentado que la mayoría de los incendios en edificios residenciales alcanzan temperaturas superiores a los 500°F (260°C) en menos de 5 minutos, lo que puede llevar a situaciones de flashover si no se controla adecuadamente.
Flame (Llama)
Finalmente, las llamas son el componente visible del incendio y pueden proporcionar indicios sobre la fase del fuego y los materiales que están ardiendo. Las llamas visibles pueden indicar la presencia de combustibles sólidos, líquidos o gaseosos, y su color y comportamiento pueden ayudar a los bomberos a evaluar la situación.
Por ejemplo, las llamas de color azul indican una combustión más completa y una alta temperatura, mientras que las llamas amarillas o naranjas indican una combustión incompleta y la presencia de materiales no completamente quemados.
La Importancia de la Lectura del Humo
La lectura del humo es un arte y una ciencia que requiere una comprensión profunda de sus componentes y comportamientos. Los bomberos deben aprender a interpretar las señales del humo para anticipar la evolución del incendio y tomar decisiones informadas.
Partículas del humo
Las partículas en el humo, como el carbono y la ceniza, pueden indicar la etapa de combustión y los materiales que están ardiendo. El carbono, por ejemplo, es altamente inflamable y puede causar combustión espontánea, mientras que la ceniza transporta calor significativo, lo que puede contribuir al precalentamiento de áreas y materiales cercanos.
Aerosoles en las nubes de humo
Los aerosoles, que son líquidos suspendidos en el humo, se componen principalmente de hidrocarburos producidos por la pirólisis de plásticos. Estos aerosoles son altamente inflamables y pueden autoignitarse a temperaturas relativamente bajas, lo que representa un riesgo significativo durante el combate de incendios.
En un incendio en una planta de reciclaje de plásticos, los bomberos utilizaron el método BE-SAHF para identificar la presencia de aerosoles inflamables en el humo. Esta información les permitió ajustar sus tácticas de extinción, aplicando agua de manera estratégica para reducir la temperatura del humo y evitar la ignición.
Gases en el humo
Los gases presentes en el humo, como el monóxido de carbono (CO) y el cianuro de hidrógeno (HCN), son extremadamente peligrosos tanto por su toxicidad como por su capacidad de ignición. El CO, por ejemplo, tiene una concentración alta en la mayoría de los incendios y puede alcanzar su temperatura de autoignición rápidamente, contribuyendo al riesgo de flashover.
Un estudio de la Fire Protection Research Foundation encontró que las concentraciones de CO en incendios residenciales típicos pueden superar las 5000 ppm, un nivel letal para los seres humanos en pocos minutos.
Estrategias de control en el combate de incendios
Para aplicar eficazmente el método BE-SAHF, los bomberos deben desarrollar estrategias que combinen el análisis de los cinco componentes con tácticas prácticas de control de incendios. La siguiente sección describe algunas de estas estrategias.
Control de la Temperatura
Una de las estrategias más importantes es el control de la temperatura del humo y los materiales combustibles. Aplicar agua de manera efectiva puede reducir la temperatura por debajo del punto de ignición, previniendo la propagación del fuego y la ocurrencia de flashover.
Gestión de la ventilación
Controlar la ventilación del edificio incendiado es otra táctica clave. Manipular las entradas y salidas de aire puede ayudar a controlar la mezcla de aire y gases, reduciendo el riesgo de ignición y propagación del fuego. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el control completo es difícil debido a las múltiples variables en juego.
Monitoreo continuo
El monitoreo continuo de las condiciones del incendio es esencial para ajustar las tácticas en tiempo real. Utilizar herramientas avanzadas como cámaras térmicas y sensores de gas puede proporcionar datos críticos sobre la temperatura, la composición del humo y la dinámica del flujo de gases.
Datos: Según un informe de la International Association of Fire Chiefs (IAFC), el uso de cámaras térmicas ha mejorado significativamente la capacidad de los bomberos para detectar puntos calientes y áreas de alto riesgo, reduciendo los tiempos de respuesta y mejorando la seguridad general.
Conclusiones y reflexiones finales
El método BE-SAHF es una herramienta integral que permite a los bomberos leer el incendio de manera efectiva y tomar decisiones informadas para combatirlo de manera segura. Comprender los componentes del edificio, el humo, el flujo de gases, el calor y las llamas es crucial para desarrollar tácticas de extinción adecuadas y minimizar los riesgos.
El humo, al ser combustible, debe ser tratado con la misma precaución que el fuego visible. Controlar la temperatura y la ventilación son estrategias clave que, junto con el monitoreo continuo, pueden mejorar significativamente la eficacia en el combate de incendios.
Finalmente, el método BE-SAHF no solo se trata de apagar incendios, sino también de salvar vidas y proteger propiedades. Su correcta aplicación puede marcar la diferencia en situaciones de emergencia, proporcionando a los bomberos las herramientas necesarias para enfrentarse a uno de los desafíos más peligrosos de su profesión.
Preguntas para Reflexionar
¿Cómo puede la formación continua en el método BE-SAHF mejorar la seguridad y eficacia de los bomberos en situaciones de incendio?
La formación continua en el método BE-SAHF puede mejorar la seguridad y eficacia de los bomberos al proporcionarles un conocimiento profundo y actualizado sobre la interpretación de señales críticas en incendios, permitiéndoles tomar decisiones informadas, anticipar peligros y aplicar tácticas más efectivas para controlar y extinguir incendios de manera segura.
¿Qué tecnologías emergentes podrían integrarse con el método BE-SAHF para mejorar el monitoreo y control de incendios?
Las tecnologías emergentes como drones con cámaras térmicas, sensores de gases avanzados y sistemas de realidad aumentada pueden integrarse con el método BE-SAHF para mejorar el monitoreo y control de incendios, proporcionando datos en tiempo real y una visión más precisa de las condiciones del incendio.
¿De qué manera la comprensión detallada de los componentes del humo puede influir en las decisiones tácticas durante un incendio?
La comprensión detallada de los componentes del humo puede influir en las decisiones tácticas durante un incendio al permitir a los bomberos identificar la fase del incendio, anticipar la propagación del fuego y los riesgos asociados. Por ejemplo, reconocer la presencia de partículas inflamables y gases tóxicos en el humo puede alertar a los bomberos sobre la necesidad de aplicar agua para reducir la temperatura o ajustar la ventilación para controlar la mezcla de aire y gases, mejorando así la seguridad y efectividad de sus acciones.
Para terminar este artículo solamente nos queda recomendarte algún otro relacionado con el tema, en este caso, «Simulaciones y modelado de incendios: Optimizando la preparación y respuesta», donde tratamos la importancia del modelado en la prevención de incendios.